Es curioso como podemos engañarnos a nosotros mismos para justificar una derrota electoral sin admitir nuestros errores. Desde el primer momento se observo el afán del gobierno por culpar a quien fuera necesario con tal de no reconocer lo que los propios votantes del pp reconocieron con su total repulsa a la guerra, la metedura de pata del gobierno fue mayúscula, pero la vorágine en la que entraron solo indica la elección de una huida hacia delante, tapando sus fallos con otros, metiendo la pata de este modo cada vez mas.
El libro solo relata los hechos de que todos fuimos testigos. Las elecciones las perdió el PP con su prepotencia y caciquismo, justo lo que esta volviendo a hacer hoy.